Ojo De Agua

Ojo de agua

Realengo en los salones y pasillos, deambulé como un paria sin mango, sin timón, no atiné a con

Este jueves, de dispersos aguaceros y heroicas remembranzas, que ya no son más que remembranzas, me deja un capote de confusión y angustia. No sé qué hacer con mis anhelos y temores.
Yo, que vengo de una generación de creencias y descreencias, siento que floto en ascuas de un limbo sin cojines que puede desbandarse en cualquier punto. Realmente, no sé qué hacer ante toda esta parafernalia dicharachera y soez que vela y ensombrece las mañanas, las tardes y la semana entera.
En la casa y en la escuela, pusieron tanto empeño en que siguiera el ejemplo de seres que, sin doblegar ni un ápice su temple y espíritu, lo dieron todo por una idea. Muchos de ellos subieron a las lomas, se inmolaron en ellas.
Yo, en cambio, bajé de ellas con los sueños henchidos de sus llamas (las de ellos). Me di de tortazos con los muros y portones, buscando en la oquedad de los discursos la brasa ardiente que decían guardar sus herederos.
Realengo en los salones y pasillos, deambulé como un paria sin mango, sin timón, no atiné a conciliar.
Sigo creyendo aún en esos héroes de naftalina y alcanfor que dejaron una madre o una novia triste en cualquier rincón de la tarde de un pueblo olvidado; en esos lábaros mustios que erosionó la llovizna allende las cordilleras y las manos que alzaron, aferradas al almíbar de los sueños de este hoy que, aunque quisiera, no ha logrado ser su mañana (el de ellos, el de nosotros).
No puedo creer, aunque quisiera, en los quilates de estos héroes de ahora que, a diferencia de aquellos nostálgicos duendecillos, tienen el don de la ubicuidad y, sin subirse a las montañas, desde un escenario, acortan distancias y dan la dimensión exacta de su precio justo.
Por eso hoy, este jueves de junio, un poco gris, demasiado húmedo, pienso que vale la pena comparar mitologías.
Porque, aunque la justicia, la salud, el poder y el orden estén fuera de orden y la flora, la fauna, la educación y las «buenas costumbres» estén en peligro de extinción, la verdadera patria vibra y flamea más allá del Panteón Nacional y, sobre todo: el día más claro hay luz.

Sabado 3 de julio del 2004 El Caribe