Los Colores Del Mundo

Los colores del mundo

Las razones fundamentales han divido el mundo en el más absurdo y chato de los cromatismos.

Mientras un grupo de científicos desafía los rayos carmesíes del sol del medio día de Sri Lanka, tras los pasos del último elefante albino, cientos de seres humanos se convierten en blanco de los bombardeos de las fuerzas estadounidenses e iraquíes en la asediada Faluya. Los corresponsales de prensa -que normalmente viajan con las tropas de ocupación y están sujetos a severas restricciones militares- ni se enteran del negro destino que enfrentan los cuatro mil elefantes que aún quedan en Sri Lanka y no tienen la suerte de ser ni siquiera grises.  Se es toro o se es vaca. Aunque la mayoría blanca enarbolara su fe cristiana para repudiar el asesinato prematuro de niños, reeligiendo a Bush en EEUU, y los budistas y los científicos vean en la aparición de un elefante blanco señales que los demás no ven, los ambientalistas no dejan de percibir en ello más que una voz de alerta para que la humanidad entera se sensibilice un poco más por la preservación de la especie.  De un lado de la acera, la agencia de noticias Associated Press describe con este tinte el panorama: «Durante gran parte del miércoles, los estadounidenses atacaron a los extremistas islámicos con artillería y fuego de mortero, mientras que aviones caza disparaban contra la calle principal y el mercado de la ciudad así como de Yolan, uno de los diferentes barrios donde los soldados libraban batallas con los insurgentes. En lo que se puede considerar como una señal de avance».
Detrás de la cortina de humo y estruendo, donde se supone que  hay cientos de miles de inocentes gritos apagados, el  periodista Fadhil Badrani, quien reporta desde el mismo centro de Faluya para el Servicio Mundial de la BBC, describe otro escenario: «Al caer la luz del día y acabar el ayuno, ingerí los últimos alimentos que me quedaban: dos papas y dos tomates. Los tomates estaban podridos, porque no hay electricidad y el refrigerador no funciona. Mis vecinos, una mujer y sus hijos, vinieron a verme ayer.  Me pidieron que alertara al mundo sobre lo que está sucediendo aquí. Miro a la devastación que me rodea y me pregunto, ¿por qué?» Cara o cruz de una moneda unipolar que se debate entre el caer y el no caer. Mientras los elefantes con sus trompas rozan las paredes de la idealizada realidad que los camufla en rosa para agenciarle a cada cual la realidad que quiere ver u oír, los colores del mundo Benetton velan corazones y sonrisas mapuches en la Patagonia argentina.

Sabado 13 de noviembre del 2004 El Caribe