Tierno Encantador De Cascabeles Para Leerse Entero A La Orilla De Las Horas

El sujeto

El fulano que responde al nombre de René Rodríguez Soriano, nació en el año 50 del siglo veinte en unas tierras altas, de invasiones, verdes y espíritus arrugados. Quizá por eso se le ve a la caza de estrellas para aclarar los puntos más luminosos del día. Será por esa misma razón que tiene en su haber de lector un alto promedio de libros antiguos, de mediana y corta edad.

De ahí que no resulte extraño que este muchacho desproporcionalmente grande de tamaño y de corazón, se ayuntara con las letras y nos haya disparado innúmeros trabajos –narrativa y poesía– en revistas y suplementos literarios nacionales y extranjeros.

Ahora bien, el grueso de la producción de René está recogida en cinco libros que, por su creatividad, aire fresco, fluido e innovador, además del correcto manejo del lenguaje, le han válido al autor el calificativo de ser uno de los más fecundos escritores del quehacer nacional de los últimos tiempos.

Terrones de sudor para acceder al pan

Raíces con dos comienzos y un final, constituyen hoy por hoy, los gorgoritos formales de René Rodríguez Soriano. Con ellas –sus raíces–, el poeta nos gana como lectores, no tanto por la promesa de la tierra, los hombres de terrones y sudor, y las muchachas suspirando de amor como lagartijas en punto de doce; sino por la fuerza expresiva puesta de manifiesto por quien, pese a los hielos de su voz, echa mano de hierro candente para marcarle su parte a este tiempo.

Bombas para incendiar el sol

Textos destetados a destiempo con sabor de tiempo y de canción, es un vehículo por medio del cual su autor nos sumerge en los corredizos de nuestro pasado reciente. El libro nos da una visión de un ambiente democrático en que a veces los servicios de seguridad detenían a cualquier joven y le acusaban de subversivo, por el simple delito de llevar en brazos El Quijote. Textos con un gran poder evocativo y de ridiculización de los resortes del poder, bufidos contra los que mandan.

Tuya hasta el final

¡Qué doblen las campanas por el constancero que nos alborotó el gusanito del amor con sus Canciones rosa para una niña gris metal, libro agotado, y, cuya lectura nos hace desear “la alegría de un barco volviendo” y fabricar “la osadía de subvertir” los sentimientos de la a(r)mada….

Con alevosía y premeditación
Muestra gratis, según la crítica literaria, es el libro que consagra a René Rodríguez Soriano como poeta de alto vuelo. Leyéndolo, uno hace añicos las recomendaciones médicas contra el estrés. La rutina diaria, las estrellas de cine y la canción, los mitos, la fidelidad y la amistad son sometidos a un fuego graneado, y de esta prueba no salen muy bien parados, que digamos.

De cronopio a cronopio

Y… bueno, alguien que se ha pasado la vida cronopiando, llevándole la contraria a los jefes –cuando los ha tenido–, no podía menos que hacer un homenaje a Cortázar, el cronopio mayor, con Todos los juegos el juego, textos llenos de gracia y colorido, por donde desfilan los héroes de hoy, al frente de sus ejércitos de oficinistas, estrés, pertenencias y existencialismo.

Colgar un suspiro en la pared

Echémosle la culpa a Platón de que sea posible un Amar de papel, poema singular en el que se conjugan los elementos de la poesía rodriguesoriánica, para llevarnos a hacer elucubraciones frente a un poster de una modelo que quizá dejó en alguna esquina de Manhattan jirones de virginidad…

Para triturar malos momentos

Julia, noviembre y estos papeles, es el relato que le sirve de hilo a René para abordar la inquietud y la desesperanza de la juventud pueblerina, entrando en juego los factores culturales, míticos, éticos y morales. En su trayecto nos encontramos con personajes explosivos y conformistas, sin que falten aquellos muchachos para quienes la vida es un herbario sin sentido, un llevar de fechas. Lógico que no podían quedarse las comadres, sazonando el día por los rincones.

Diversidad en la adversidad

He aquí, a grandes rasgos, el mundo sin madeja de la literatura rodriguesoriánica, algo así como una poética para pasar una eternidad, solo o acompañado.

JOSÉ GALVÁN, ESCRITOR. (Aquí, La Noticia, Abril 1987)