Un Libro Que Hace Amores A Primera Vista

MIAMI, FL.- Llegué tarde a la presentación de Queda la m�sica de Rene Rodríguez Soriano, el domingo 28 de septiembre, en Miami. Entré al local de Books & Books con la ansiedad que siempre me producen los libros escritos en idiomas extraños. Pero al abrir la puerta del salón me recibió, como un soplo de aire fresco, el sonido dulce y tranquilizador de mi idioma; entré a un salón lleno de gente sumamente conocida. Después me di cuenta de que en realidad conocía a muy pocos de los allí presentes. (Eran los rasgos inconfundibles de mi pueblo y la expresión abierta y cálida del público, los que hablaban a mi corazón hambriento de esas caras.) El sol entraba por amplios ventanales que daban a un patio interior. Era una tarde espléndida.

Alguien me ofreció un asiento y me uní emocionalmente a la sala. Disfruté mucho viendo al presentador luchar con la frustración de atrapar en sus palabras la magia de René. Pero indiscutiblemente sabía de lo que hablaba. Dijo todas esas cosas hermosas que dicen los escritores y que hacen sentir a la gente como yo que ha perdido miserablemente su tiempo si ha hecho otra cosa en la vida que no sea escribir. A través de sus palabras percibimos la importancia y la belleza de Queda la Música, un libro que, a juicio del escritor colombiano Jaime Cabrera González, “hace amores a primera vista”.

René estaba sentado frente al público, oculto de mí por el presentador y sólo veía sus piernas interminables dentro de un pantalón blanco. Cuando llegó su turno, desdobló sus más de 6 pies de estatura y sonrió. No voy a entrar en detalles sobre sus palabras, o sobre la forma en que se dejó caer gota a gota en el corazón de la gente; o de como lo sentimos cercano, vulnerable, lleno de amor y esperanzas. Creo que es más importante hablar del René que esa tarde nos unió en un abrazo que todavía perdura. De pronto, dejó de ser René, para convertirse en “uno de los nuestros”. Un dominicano que es reconocido y aplaudido en la inhóspita “capital del exilio”. Esa tarde él fue nuestra respuesta a los rechazos, al dolor, a la terrible nostalgia por nuestra media isla. Vimos y aplaudimos a un René inmenso, crecido, pero sobre todo, nuestro.

Apenas cabía en la silla en que se sentó para firmar los libros. Vestida de blanco como él, Carmen (la música de fondo de su vida), estaba en todos los sitios a la vez. De cuando en cuando, lo buscaba con la vista como cerciorándose de que era verdad, estaban allí, juntos, celebrando y rodeados del afecto de amigos. La gente caminaba de un lado a otro, hablaba, reía. Se formaron pequeños grupos de conocidos o de conocidos de otros conocidos. Volaban los recuerdos. La alegría retenida se liberaba y se adueñaba del salón. Entre otros comentarios, alcance a oír una magnifica explicación sobre el titulo del libro: “Es lo que queda cuando todo lo demas se ha perdido”. El vínculo aparentemente débil del amor por el terruño común había recibido un fuerte tirón y respondíamos con toda el alma.

Fue un acto sencillo, emotivo y breve. Un destello de esperanza. Por primera vez sentí haber tomado parte en algo verdaderamente importante para nosotros, aquí, en Miami.

BETTY GRULLON, ACTRIZ. (El Sol de la Florida, octubre 2003)