Doble Placer De La Lectura

Un poema de Octavio Paz se refiere a la palabra como «hermosura furiosa, / espada azul, eléctrica, /que me toca en el pecho y me aniquila». Preciosa definición que viene a mi memoria al momento en que mis ojos acarician las páginas de este libro, deteniéndose en el engarce perfecto de estrellería, colores, sonidos, aromas. Todo está aquí, condensado en vocablos precisos, aterciopelados, que extraen melodías de las entrañas mismas del silencio.

Soñar, no sueño nada. Apenas duermo, voy por la noche y el día como suicida que se baña en los caudalosos filos de la navaja.

Y uno se sumerge en esas aguas mágicas, se confunde en el milagro azul de la poesía que vibra en el relato, y entiende como se puede abarcar la ternura, la pasión y el deseo para que la artesanía del ángel haga suyos estos elementos y lo convierta en un texto que cuenta una historia con un lenguaje armonioso y provocador.

Existen libros que conmueven por la profundidad de las emociones que vuelca el autor, otros que seducen por su línea argumental, por el «suspense». Pero suele ser un hallazgo para el goce intelectual, encontrar esa conjunción que duplica el placer de la lectura. Por lo tanto, no hace falta buscar una explicación al sortilegio. Simplemente alcanza con dejarnos atrapar por él, y disfrutarlo.

Aquí me detengo. Para que «quede la música» en mí y no se me borre el eco de esos sonidos. Para seguir gozando a todo viento, la desnudez del texto que se deja leer por el gozo de gozarlo a toda sed .

CATALINA ZENTNER, ESCRITORA. Israel, 2004