Cuando Quema La Música

SALAMANCA, España.- Lo que queda de la música que queda en Queda la música simula la aflicción del colibrí cuando persigue a una flor tronchada por el huracán y caída desde su ramaje en la aflicción del torrente de la vida de una cuchara sopera en la boca de un beso.

A modo de un diario dedicado a los que no tienen uso de razón, a modo de diálogo íntimo con sí mismo, René Rodríguez conversa con estas páginas que acechan, que se persignan, que zurean manantiales y que brotan cuando el ocaso se persigna en el ensueño.

El autor se sabe tatuado en sus palabras como un corsario barbanegra al mando de un bergantín ante la costa que se acuesta sin saber que acecha este infante de marinas repleto de bolas de plomo de islas sin olvidos, con manantiales que son puñetazos de sentimientos poéticos y palomas, nebulosas, contornos de dedos, olores y dolores de ecos de alientos prisioneros, mientras habla solo, y habla sola la vida, sabiendo que sabe que se deleita en las palabras impresas, culpable por lo que fuimos, o no, en este mar vital de silencios naufragados.

Y en el rumor de una edición que no me gusta nada leo con frenesí cómo busca el colibrí la flor desmayada en la corriente para correr su misma suerte, mientras el metrónomo del escribir de R.R.S. truena un tic-tac-tic pausado, a ambos lados del mar de los sargazos mientras la sierpe va y viene y busca estrellas en la sopa de una manzanilla coloreada por la luna.

…Como cuando acecha un error.

CELIA BERMEJO, ESCRITORA – EDITORA. Enero 2004.