La Radio Y Otros Boleros

El título (muy a lo Rodríguez Soriano) llama de por sí la atención, aunque no sugiere necesariamente el contenido de esta obra, en la que su autor agrupa una serie de relatos, que sólo hacen referencia a la radio como elemento a partir del cual se desarrolla una historia, que nada tiene que ver con hondas hertzianas o transistores.

El ritmo, la magia y los títulos nos atrapan de inmediato, y al empezar a leer estos textos, entre cotidianos y tremendamente poéticos, a la vez, nos convertimos en un lector participativo y nos colocamos frente a un escritor evidentemente manejador de los recursos literarios y de la breve narrativa moderna.

“Lucía amaneció esta mañana tarareando canciones de Lennon y McCartney. Manejó toda la cotidianidad de la casa como si de un juego de muñecas se tratara, y salió apresurada, dejándome apenas un beso oculto en la más blanca de las servilletas…”

Así empieza uno de los textos, que en total suman trece; distintos pero parecidos, y en los que sobresale, a veces, una cierta chispa de humor, como la utilizada para describir –en Una muchacha llamada Josefina– a una mujer “que todos quieren tocar, pero se esfuma; y que ha trastocado todo, el tiempo, la vía láctea, el tiempo y el espacio…”

René la describe (a Josefina) como una cervatilla, que “acostumbra llevar un librito de versos en su bolso (¡no le crean!). Nunca los lee, conoce todos los verso, todos. Aún los nunca escritos por poeta alguno”.

MARTHA SEPÚLVEDA, PERIODISTA. (La tarde alegre, 30 de setiembre 1996. Santo Domingo, RD).-