Dos Angelitos Blasfemos
mayo 12, 2015CAYEY, PR.- Una recopilación de ensayos que cuenta las creencias, lecturas, entretenimientos, travesuras y esperanzas de dos narradores de los ochenta, y uno de ellos poeta del grupo de los setenta, como Blasfemia angelical es un libro de interés para los que quieran conocer un ángulo distinto de la cultura dominicana contemporánea.
Dos ensayos nos dan cuenta, de forma directa, del mundo de ese grupo de escritores. “El mundo según Alf: modernidad, desencanto y desconsuelo en los ochenta” (pp. 19-30) y “Hay una nueva narrativa dominicana que cuenta (pp.155’168). En ambos se presenta una descripción y un análisis desde dentro, que tiene la fuerza del testimonio y la ventaja de ofrecernos una perspectiva fresca sobre el narrar en Santo Domingo en los últimos años.
Un aspecto que merece una mención aparte, y que aparece en otros textos, es el de la influencia de la música en estos escritores. Ya habíamos observado el asunto del bolero en la literatura contemporánea dominicana; pero los autores de este libro nos presentan otra cara, la influencia de la música estadounidense (rock y el jazz) en la escritura de los ochenta.
René Rodríguez Soriano, sabemos que ha trabajado el sentido de la oralidad a través del bolero: Canciones rosa para una niña gris metal (1983) y en La radio, cuento que ganara una mención de honor en el Concurso de Casa de Teatro correspondiente al año 1993.
La frescura que tienen estos textos, se manifiesta en su carácter periódico, alegórico en algunas ocasiones, blasfemantes y sobre todo iconoclastas. La prosa en este texto no pierde nunca el nivel de la comunicación y cosa poco frecuente, no está adornada con la majadería teórica que tratan de vendernos algunos iniciados.
Los autores exponen su punto de vista con rigor y conocimiento. Son ensayos breves que pretenden plantear a nivel de pinceladas, aspectos interesantes, polémicos o fundamentales de las ideas artísticas y literarias dominicanas.
Los diferentes géneros discursivos y los vuelcos que da la escritura, pasando del análisis más serio al humor; de la exposición tradicional a la carta dedicada a la literatura, a las antologías, personalizaciones que ponen variedad a lo dicho, hacen de este texto un lugar de juego y disfrute.
Un ensayo que destaca por su carácter humano y poético. Me refiero a “Si todos amáramos a Carlos”. En él los autores logran poner en marcha sus astucias narrativas para crear una atmósfera que logra tocar las fibras más sensibles del lector. La prosa cambia a la poesía y el lenguaje deja de remitirnos a un referente intelectual para dirigirse a los sentimientos.
Todo esto unido al sentido que generan los francotiradores, a inquisidores de los tiempos que vivimos, lo que hace de este libro un texto, que recoge el hálito de una literatura que apenas nace. Un elemento que me parece destacable, es la representación de un panorama pesimista. Se ha criticado mucho el pesimismo dominicano, que esa serpiente del pasado se haya apoderado de nuestros escritores más jóvenes, nos lleva a la preocupación. Pero, por suerte sus latidos subyacen, ojalá que ahí mueran.
MIGUEL ÁNGEL FORNERÍN, Premio Nacional de Ensayo, RD. (Cultura, El Siglo. 30 de mayo de 1996)
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