A Mano Alzada

Lo demás es barro, sin esperanza
de escultura.

Carlos Drummond de Andrade

Vuelvo a tus ojos y en ellos te dejo
este apunte a lápiz que no dice nada

Carlos Pellicer

Contenido

La vieja casa
Retrato de mamá
Retrato de papá
Macorís
Chago
La muda
Virginio
Retrato del abuelo
Mamá Reyes
Fogón
Mamá Negra
Cuaba
Dolores
Las tablas
Oroliz
Tío Jengo
Morena
Tío Jude
Popo
Mamita Juana

Retrato de mamá

Cada vez que me mira,
ve que la miro,
envejeciendo de este lado
mientras ella cada vez rejuvenece
en mi recuerdo.

La muda

Ella sólo calla,
tal vez habla por dentro,
desde donde salen los niños viejos
que Chago le sembró
desnuda en la mañana junto al río.

Fogón

Brasa abrazada a mi recuerdo, ardiendo
leña seca, piedra y humo.
Fragua nutricia
en la que las manos de mamá
cocían los días con la avena y el arroz.
Fuego al que vuelvo cada tarde
a reencontrarme entre los míos.

Oroliz

Ella hablaba de Cortez, de Vespucio
o de Ovando.
Yo urdía nuevos territorios
en el mapamundi de sus ojos,
cabalgaba sin aire
por las parejas sendas de sus dientes,
y deslumbrado como un ciego,
despertaba ante el milagro:
la fotosíntesis
era posible en su blusa sustantiva;
no había verbo ni adverbio
capaz de asir con tino sus caderas.
Yo aprendí los colores y las formas
sentado frente a ella, sin cuaderno.

Morena

Todos los lunes se lavaba en la casa,
todos los lunes venía la lavandera
con su hija,
la que un día en lo más apartado
del cafetal del lado oeste del patio,
lavó mis ojos y mis fuerzas
en el pozo sin fondo de los suyos,
bañó mi sed recién nacida
y la enseñó a nadar plácida
y agitadamente feliz
en el remolino de sus aguas donde
cada lunes cuando la madre venía a lavar,
plácida y agitadamente felices, volvíamos
a los rincones más escondidos del patio
o de la casa.

Mamita Juana

No recuerdo el color de la cachucha.
Sé que una tarde azul vendrá de algún lugar
y me veré en el verde de sus ojos,
y aprenderé a pintar y a descifrar
los trazos que los patos van fraguando
en la laguna.