Bola De Humo

Bola de humo

Huérfanos, y mutilados, elevan sus muñones para escribir en los escombros la verdad de las mentiras de otros

Mientras en Nueva York cientos de parroquianos comentan el sorpresivo triunfo de los Yanquis frente a los Mellizos en el segundo juego de la Serie Divisional de las Ligas Mayores; Shirin, una mujer afgana que hace un par de años perdió a su marido en la guerra, más que los numeritos de Hideki Matsui, le teme a los pesados juegos del invierno sin abrigos, sin esperanzas. Sin embargo, hay fanáticos capaces de pagar una fortuna por la camiseta sudada con la que Jeter se barrió en el home. Del otro lado, por el Pacífico, un negrito come coco del Caribe, con sólo 116 lanzamientos, le devuelve un hálito de luz a los Medias Rojas y, en cierto modo pone en jaque a los Angelinos. En Darfur, allá en el África lejana, en lo que los líderes mundiales, con sus maquillistas, y sus pálidas esposas en insufribles tardes de té, se ponen de acuerdo en cuál palabra del diccionario define la matazón que se le sale de las manos al gobierno de Omar al-Bashir, los Janjaweed, a plena luz del día, eternizan su campaña de limpieza étnica contra campesinos negros.  Pedro Martínez, el tres veces ganador del prestigioso premio Cy Young, quizá tampoco tenga mucha paciencia para buscar en el diccionario la palabra precisa cuando lanza o dice que los expertos, «solamente han dicho basura». En Faluya, en Bagdad, Anah, Samarra y otras ciudades de Irak, cientos de miles de huérfanos, viudas y mutilados, también elevan sus muñones para escribir en los escombros la verdad de las mentiras de otros expertos que, tal vez, tampoco coleccionen estampitas ni contraseñas de estadios; ni siquiera sepan cómo detonar las bombas que ensamblaron con sus sueños hegemónicos. La serie entre los Dodgers y los Cardenales pende de un hilo. Como la cada vez más frágil y delgada franja de Gaza, donde las fuerzas israelíes, tuvieron tiempo de pensar y concluir, a metrallazo limpio, que una niña que camina hacia la escuela oculte alguna bomba en su mochila. Los Cardenales quedaron como el mejor equipo de las Mayores este año. Los Dodgers, que se sepa, no han visto a linda desde que se creó el comodín en 1995. En tanto, sobre el campo de refugiados de Jebaliya continúan cayendo sordos y ciegos los misiles. Es probable que Charles Duelfer, el inspector de armas de EE. UU., sepa tan poco como yo sobre el béisbol rentado, pero con sus conocimientos sobre armas de destrucción masiva y verdades a medias, puede poner en punto la serie de post temporada entre Kerry y Bush por el banderín de la Casa Blanca, en noviembre.

Sabado 9 de octubre del 2004 El Caribe