Fotos De Familia

Fotos de familia

Habían tomado La Moneda y, en Isla Negra, Pablo se iba con sus versos más tristes, esa noche

Verano del 82: Llueve afuera, una llovizna suave y mansa. La radio habla aún de Las Malvinas. Albita no se cansa de sonar en el casete las canciones de Yuri. Néstor hace y deshace torres por los alrededores de la terraza.

Laura, en la cocina, inventa sabores y colores de los que tanto nos enloquecen en la mesa. En el Medio Oriente siguen hablando de paz, los israelitas invadieron, apenas ayer, el Líbano con el objetivo de hacer retroceder las tropas de la OLP hasta una distancia de 40 kilómetros.

Aquí, el Gobierno de Concentración Nacional inunda los medios con mensajes mesiánicos y fatuos. Hay mucho saco y chacabana y muchos Volvos y falsos peinados de salón.  Laura se ha cortado el pelo y luce más joven.

Los niños, la radio, la televisión y la llovizna de allá afuera le dan a la tarde un aire pandemónico. Recuerdo que llegó Tony, ya casi cayendo la tarde, trajo vino, presentes para los niños -dijo que Nora vendría un poco más tarde con Julissa-, y mientras la esperábamos, viendo a los niños corretear por la playa, nos tomamos esta foto.

Esa mano que se ve ahí en el extremo inferior izquierdo, llena de arena, es la de Néstor. Como siempre, se negó a aparecer en la fotografía.

Septiembre del 73: Tanto los americanos como los soviéticos siguen enfrascados en ganar la carrera por colocar laboratorios orbitales en el espacio. Los americanos han tomado la delantera con el Skylab, el 14 de mayo pasado. Por su lado, los soviéticos, gracias a sus estaciones Salyut, han conseguido establecer récords de permanencia en el espacio profundo.

Aquí, en la Tierra, se hace la voluntad de los señores. Puede ser que por algún recodo del planeta se respiren aires de primavera, quién sabe.  En la foto, Laura y yo salimos del Olimpia, acabábamos de ver la premier de «El discreto encanto de la burguesía».

Laura llora, en la foto. Está llorando todavía. No sé cuál de las dos noticias la conmovió más, sólo sé que nos sacudimos de muy mala forma en el preciso instante en que los fotógrafos de prensa nos enfocaban y, precisamente, los burgueses, los mismos que eran tan ácidamente burlados por Buñuel, teorizaban y pontificaban sobre la simbología y las claves del cine buñueliano.

Oímos el murmullo, no entendimos bien, nos acercamos a la gente, a los grupos que hablaban y ahí, junto con el flash o, quizás, unos segundos antes, fracciones, tal vez, nos llegó todo. Habían tomado La Moneda y, en Isla Negra, Pablo se iba con sus versos más tristes, esa noche.

Sabado 25 de septiembre del 2004 El Caribe