Los ‘Irritantes’ secretos de René y Ramón

El esplendor mágico y narcisista de René Rodríguez Soriano y Ramón Tejada Holguín, revela los irritantes secretos que ambos esconden de sí mismos, y de la luz que los encierra en alucinados mundos que se encuentran y se espantan desprevenidos por momentos. Existe además un apego delimitado del “yo” no paternal, a través de una incansable búsqueda personal cargada de manera estafadora a cuenta de sus personajes.

Podríamos señalarlos como deliberados tahúres del verbo, que hacen del pensamiento un juego para ciegos, porque cualquier lector resultaría fácilmente afectado, y ya sería bastante como para morder la rabia que dentro de muchos cuerpos han suscitado.

Bajo propias influencias, René y Ramón desploman su verdad, duela o no duela del otro lado del papel. Su producción cultura está ahí. Sin embargo, la disparidad que encierran anida un claro talento, una idea precisa de lo que quieren decir.

Todo parece surgir dentro de una comprensión que “debe” ser lógica, exacta, elocuente y a la vez brutalmente erótica.

Además, desarrollan esta ternura (la erótica) como si descifraran un ambiente perversamente interior, cuya procedencia, lejos de ser sórdida, resulta una batalla obsesiva entre la nostalgia y el vuelo mágico de una Julia hecha Olga que, al levantarse del sueño, reviente en vuelo de palomas.

La literatura no es un juego de páginas y signos desembocados en una historia cualquiera, sin precedentes espirituales creadores que hagan de las obras monumentos trascendentales, provocadores de angustiantes reflejos interiores; no existiendo en ella otra razón que la de volar sobre el gesto del asombro o sobre el delicioso dolor de la nostalgia, como o revelan Rodríguez Soriano y Tejada Holguín, al debatir con sus alas de creadores todo el sentido intenso y propio que, por derecho a la imaginación, les corresponde, planteando así, un nuevo hábito desentrañable entre la cultura popular y sus fronteras, en los espacios regularmente insulares.

Con el libro de cuentos Probablemente es virgen, todavía, los autores demuestran ese balanceo turbador que René califica singularmente como literatura del joder, propia de sus interesantes experimentalismos dentro de un espacio lleno de solitaria dejadez. Cuando el tiempo es un abandono después de las horas que ya el mundo envía al zafacón, entonces en René surge el creador.

Así, podríamos oprimir el interruptor de la radio y despertar a Tejada Holguín, que envuelto en la mágica bruma de un jazz & blues, eleva sobre su conciencia suplicantes dígitos que luego son historia, acuciosos atrevimientos a las soledades esparcidas por la otra dimensión, la que no se nombra.

Ambos escritores, sumergidos en sus paralelas y desquiciantes locuras, transforman en cosas nuevas, la integridad que desde el punto antropológico, penetra irrevocablemente los espacios que el mundo nos prohíbe, para abordar en su trascendencia la barca de la nueva narrativa latinoamericana con su texto Probablemente es virgen, todavía.

Escribir una obra a dúo, no es un estruendo para improvisar, es un sobrio desafío para el intelecto, con absurdas estructuras que no llegamos a comprender pero que después fueron evidentes. Es una encrucijada confusa e interminable que, a decir verdad, nos angustia y nos abre las rejas de la imaginación.

Olvidemos el esfuerzo de los autores por materializar su obra, que en tal caso es lo que menos no importa. Probablemente es virgen, todavía tiene sus propios méritos, por encima de René y Ramón, que a fin de cuentas pasan a ser simples observadores. Los cuentos que recorren toda la trayectoria del libro, llegan hasta nosotros mansamente, como una sentencia mancha mágica de lejano pudor y abierto erotismo, lo cual revela cierto apego narcisista en una relación desnuda y maliciosa.

DAVID MARTÍNEZ, ESCRITOR. (Magazine – Listín Diario 23 de marzo 1994. Santo Domingo, RD)